Partí una noche
te seguí por los bosques cargados de frutos
Hablabas en otro idioma
pero luego te entendí.
Saber que no saber puede ser un problema
es el paupérrimo vocabulario
que me hace divagar en sentidos opuestos,
el lado negro y el lado blanco.
Suave tela de algodón
tranquila cubre mi piel
has brotar en mi el calor
en ese deseo desesperado por saber.
Si andas por ahí no dudes en llamar
el viejo sol se está apagando en tu ventana
y yo, escondida detrás de un almendro
hasta que la luz se acabe en la mañana.
Tengo la mitad de mi sombra
la otra parte se la llevo el río que se secó
eso no me asusta ni me asombra,
sin embargo, la duda por sorpresa me tomó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario