En la mitad de cada atardecer
en el ruido metálico
cansado, robótico
naranjo compás
albergan saltos
mitad, en medio
probabilidad
rasgando con las uñas
lo mismo
déjame algo para probar
demostrar incredulidad
correr, mirar
hacer caso omiso
dirigirse a
para terminar.
Reverberación en prosa es un canal que sintonizo para decir lo que el ruido cotidiano me ha impedido. En mi idioma las palabras me parecen más lindas escritas, asi que me dedico a escribirlas.
miércoles, 24 de febrero de 2010
domingo, 21 de febrero de 2010
El desván
Una copa de vino y 36 minutos despues recordé tu partida, era tarde he intentaba sacudir el polvo atrapado en la alfombra que cubria el desván. Un eco incomodo se sintió en mi estómago, sospeche que el tiempo habia pasado
rápido mirando el rincón de tu recuerdo. La claridad era un montón de luciernagas dispersadas, inalcanzables que se iban en el momento en que percibía que estaban allí. El tiempo se pierde al igual que todo lo demás, entonces, prefiero pensar en que pierdo tiempo para no pensar en todo lo que perdí, por eso miro el reloj en cuenta regresiva.
Cada humano sobre la tierra tiene su tiempo y el mio está expirando, lo puedo calcular.
Todos van y vienen, yo me quedo, en este desván oscuro. Tu fantasma rebota de una pared a otra en la penumbra amenazándome e intimidándome, diciéndome que estoy perdida sin ti.
Una enfermedad muy grave atraviesa el tejado dejando una grieta, mi pulso se acelera y los números del reloj decienden a una velocidad equivalente a los metros que recorrimos por los segundos que estuvimos juntos.
Llegan los 10 últimos segundos para la sorpresa, todo desaparecerá y nada volverá a perderse, nada mientras el reloj marque 0000.00.00.00 y yo siga en el desván.
rápido mirando el rincón de tu recuerdo. La claridad era un montón de luciernagas dispersadas, inalcanzables que se iban en el momento en que percibía que estaban allí. El tiempo se pierde al igual que todo lo demás, entonces, prefiero pensar en que pierdo tiempo para no pensar en todo lo que perdí, por eso miro el reloj en cuenta regresiva.
Cada humano sobre la tierra tiene su tiempo y el mio está expirando, lo puedo calcular.
Todos van y vienen, yo me quedo, en este desván oscuro. Tu fantasma rebota de una pared a otra en la penumbra amenazándome e intimidándome, diciéndome que estoy perdida sin ti.
Una enfermedad muy grave atraviesa el tejado dejando una grieta, mi pulso se acelera y los números del reloj decienden a una velocidad equivalente a los metros que recorrimos por los segundos que estuvimos juntos.
Llegan los 10 últimos segundos para la sorpresa, todo desaparecerá y nada volverá a perderse, nada mientras el reloj marque 0000.00.00.00 y yo siga en el desván.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Caso
Toca el pelo muerto
en las laderas oxidadas,
enjuaga la sangre agria,
espesa,
impresa en la piedra.
Tirando de la hebra
colmada de historia
asombra su luto.
Palpando el pulso abrumador
enciendo la huella
que delata a esa mirada fría.
Hallé la respuesta
enterrada en las profundidades
de un álbum fotográfico
donde aquella historia comenzaba a cobrar sentido.
en las laderas oxidadas,
enjuaga la sangre agria,
espesa,
impresa en la piedra.
Tirando de la hebra
colmada de historia
asombra su luto.
Palpando el pulso abrumador
enciendo la huella
que delata a esa mirada fría.
Hallé la respuesta
enterrada en las profundidades
de un álbum fotográfico
donde aquella historia comenzaba a cobrar sentido.
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