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sábado, 30 de enero de 2010

Paraje

Cuando las luces se apagan algo llama a mi puerta, es un sonido algo confuso, me intriga, me desmembrana la curiosidad. Escuchemos como progresa la sucesión de ramas infinitas que se enredan en mis pies y suben lentamente por mis piernas, por mi abdomen, atan mis brazos para luego ir penetrando en mi cuello. Siento que ya estan en mi cabeza, en mi cerebro vivo. Se conectan con mi nervio auditivo y desconectan el resto del cuerpo, caigo al suelo mientras el sonido se eleva en ritmos contradictorios, notas disonantes que parecen tener un orden en todo este caos.
Maravilloso es el descubrimiento de lo que parecía desconocido, la evidencia está ahí, muy cerca observandonos cuando tengamos la intención de sacarnos la venda de los ojos.
La melodía pide que deje mi cuerpo, según ella no lo necesito mientras la escucho. Me conectaré con las ramas que detuvieron la actividad cerebral para que mi cuerpo tome otro rumbo en este mundo cambiante.
Mi sangre se convierte en clorofila y emano oxigeno, aire puro para las praderas de concreto desde donde florecen los ruidos agobiadores intencificados, ampliados, explotados de algún desconectado que se arrastra por el cemento y mastica polietileno.
Pon atención a lo siguiente, mira el campo trasformandose, es oxigeno, es agua pura, cristales de sanidad corriendo a los brazos de la madre...déjalo ir...
Arribo en la orilla que es la frontera de los "salidos del margen", no podrán bombardear el corazón del bosque, las ramas estan muy dentro...dentro, dentro de la existencia.
Escucha como todo se vuelve verde, nada arde, nadie vende. El cálido sonido ahuecado atraviesa las latitudes con su frescura de alma nueva comunicando la resonancia de la nueva era.

viernes, 22 de enero de 2010

Literatura...

Absorta en la lectura desgarro papeles viejos
Me propongo gastarme leyendo
el sol me descolora entre las cortinas
las letras negras contrastan con el papel amarillo
y recuerdo una imagen que no viví
mas quisiera yo haberla vivido
en un rincón oscuro y silencioso de otro mundo.
La lectura apaga el fuego que se escapa de la locura,
me deja ajena a la realidad
¡Ay dulces libros, refugio de mi alma
dejadme morir con ustedes!
Quiero olvidar encerrándome en la torre más alta del castillo
adornada por estanterías apestadas de novelas
y más tiras de papel
que iré manchando con tinta un lenguaje atrapado en la soledad.

sábado, 9 de enero de 2010

Palabras Dormidas

Cavando en mis entrañas, extraño lo que me subía el ánimo. Nada complace la sed que va acogiendo los minutos más categóricos de mi vida cuando intento desenredar una madeja de hilos que se unieron sin premeditación. Ni siquiera entiendo lo que estoy diciendo. Me da vergüenza escribir un par de cosas que no tienen un buen funcionamiento, el mal rendimiento de lo que ven es falla humana. Si lo pensamos con detención todo es defecto humano, entonces quiere decir que haga lo que haga estará incorrecto. Decidí dejarlo así. A medida que fueron pasando los años, sentí como corría agitadamente en círculos esperando que en la siguiente vuelta algo cambiara, a la larga eso se torna asqueroso, girar sobre un mismo eje todo el tiempo provoca nauseas. Crecí en ese lugar mudo carente de alegrías y esfuerzos, tropezando con el afán de ser una pieza rara y reconocida. Muy lejos, muy lejos estoy yendo si trato de acercarme. Me visto sin intención de hacerlo, luego le hablo a una maquina o a una pared que representa el eco de lo que dejo. Todo se irá algún día, pero ese eco permanecerá, se guardará entre las ruinas y chocará entre ellas. Sigo pensando que ese instante vacío de mi ser avanzará por los rincones de mi piel matando las células antes de tiempo, tal vez sea tiempo de morir.
Conversaciones eternas que atesoro golpean con un ritmo en particular, reaparecen y brotan las imágenes que sin querer recuerdo. Los recuerdos agridulces calan más hondo en mí, me dejan la sensación de querer preservarlos como hechos paranormales, me agrada poder traspasar las leyes naturales con un poco de imaginación.
Las horas en que noto tu ausencia se han hecho largas, es como si nunca más fueses a regresar. Me pongo fría y lacrimosa, pero se me pasará cuando tenga la voluntad necesaria para escoger uno de los dos cielos.
Trabajé apresurada y arduamente para alguien leyera alguna de mis estupideces, no creo que la critica haya sido buena, sin embargo, aquella estupidez tenia un sentido oculto y miserable, era un deseo que me negaba a desear incluso en fantasías, nunca renuncio a lo detestable de la realidad, por eso sucede una y otra vez. No puedo desarrollar una historia ni menos terminarla, porque se absorbe en el papel y daña mis ojos cuando quiero dormir.