Retrato en dos hemisferios

Dejé de pensar en ese instante vacío de mí ser, concentrándome en aquella figura retraída de la cual extraigo locura y sensaciones provocativas dentro de un margen delimitado por mi realidad. Fantasías multiplicadas por un número infinito al cuadrado, ansiedad mordisqueando mis labios y un apasionado torrente sanguíneo va corriendo hacia el motor de la vida. La conciencia no restringe mi conducta, podría ser peor, contenida en un frasco de vidrio, o perdida en la oscuridad solitaria de mi mente. En colores, en pedazos se ha caído cada uno, no sabrán reponerse en el tiempo, en el espacio, en ellos mismos. Una oportunidad para salir y cazar, no volver con las manos vacías, es lo único que lograría hacer. Cerrar los ojos y mirar formas oblicuas, círculos de colores, escuchar voces susurrándome al oído, hablando en otro idioma y luego esa imagen de nuevo rebanando el corazón en trozos y que cava en mí el dolor de la ausencia, la abstinencia y la penitencia de un absurdo autocontrol.