No creo en la corriente especialista del exacerbamiento numerado contado como horas en relojes digitales y ganando lugar como en competencias donde el dinero está de por medio, sólo que en este submundo no hay tal aberración y sucede este fenómeno tan incomprensible tan antinatural que ha llenado un alma de las más pura basura de pensamientos interestelares mezclados con azúcar derretida. No creo más en la mentira que me prepararon y me dieron a través del cordón umbilical, alimentaron mi placenta con un sello, una marca, una condena, mataron una profunda esperanza que venia desde la roca originada por una antigua erupción de un volcán. Fueron años de sombras para finalmente arrastrarse a la costa y lanzarse a lo desconocido y no establecido. La estructura fue quebrada por ellos, peligro de extinción, no creer más, indiferencia y muerte de muchas que no siendo favorecidas a consecuencia de elementos aleatorios debemos optar por viajar al sol, respirar moléculas brillantes para luego regresar a quemar sus pieles, broncearlas de cáncer una enfermedad tan exacerbada como sus placeres altamente distocionados.
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