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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Vestido de papel

Hoy me visto de blanco y le agrego tinta
a la expresión que me dibujas con tus ojos,
con esto, confecciono un vestido.
Diseño inquieto y distraido
quebrándose en un pliegue acorazado.
Material frágil soy, como papel,
doblada y arrugada para quien no quiera mirar mi voz,
pero fuerte para vestir lo que nadie se atreve.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Otro día de cuento

Lodo en tus escombros marchitan su peso
cambiando la configuración dormida.
Nuevo tiempo para traspasar paredes inundadas de mi sangre
que en la fragilidad de mis dedos se marca.
Cuando intento convencerme de que un desierto no tiene vegetación
se oprime sobre mi pecho esa energía de un vacío real,
imponente, arrastrando miles de rocas cercenando mi garganta.
Los recuerdos vienen disfrasados,
vienen cuando el presente ya no se puede sentir.
Lindos afiches de acuerdo a lo que respiro
se imprimen para recordarme que no existe tal vegetación.

Repelente

¿Qué veo? ¿Qué poseo? no es algo natural, es la forestación perfectamente alineada, son pinos de navidad que cubren lo predeterminado. Tengo la ligera impresión de que la gente cree que no estoy viviendo. Si, soy repelente, es que la suave brisa lo quiere, lo desea, como las mariposas que en mi interior emergen hasta mi boca, donde se les reprime el paso mucho antes que llegen allí. Intento decirte un montón de palabras, pero aquellas se eliminan en un nodo dispuesto por ti. Hoy lo entendí, permanentemente colgada a la ciega sombría inversa mente proporcional izada caserola que golpea a un costado de lo que suele transformarse en un agente químico anexo a la escencia con la que viene, tal químico cambía su composición y no es suerte que el cambio tenga una reacción anti yo, porque sabes, y si sabes, todos saben, mas la que no tiene idea de como se siente ese repudio soy yo. Creo que el repelente de mi lado se siente de distinta manera, no es más que una expresión para mi, donde cansada he visto la modalidad del circo improvisado, mal actuado de esta humilde servidora. Empapelada presiento el desaliento calido de quien ha corrido mucho, pero no ha avanzado nada.